viernes, 30 de octubre de 2009

Corrección Trabajo No 2 Culto a Apolo y Dionisio



APOLO

En la mitología griega y romana Apolo es uno de los más importantes y multifacéticos dioses olímpicos. (Los griegos creían que los dioses habían elegido el monte Olimpo como su residencia).
Apolo ha sido reconocido variadamente como dios de la luz y el sol; la verdad y la profecía; el tiro con arco; la medicina y la curación; la música, la poesía y las artes; y más. Apolo es hijo de Zeus y Leto y hermano gemelo de Artemisa. Apolo era adorado en la antigua religión griega y en la romana, así como en el neohelenismo moderno.

Apolo también era visto como un dios que podía traer la enfermedad y la plaga mortal, además de tener el poder de curarla. Entre sus cargos custodios Apolo tenía dominio sobre los colonos y era el patrón defensor de rebaños y manadas. Como jefe de las Musas y director de su coro actuaba como dios patrón de la música y la poesía. Entre sus atributos se contaban: cisnes, lobos, delfines, arcos y flechas, una corona de laurel, la lira y el plectro. Los Juegos Píticos (Los juegos consistían únicamente en un concurso musical, donde cada candidato cantaba un himno en honor de Apolo, acompañándose de una lira), se celebraban en su honor cada cuatro años en Delfos. Hermes creó la lira para él, y el instrumento se convirtió en un atributo común de Apolo. Los himnos cantados en su honor recibían el nombre de peanos.

El culto a Apolo es antiquísimo y nació probablemente en el Asia Menor. En Grecia fue, después de Zeus, el dios más venerado; se caracterizaba por la serenidad y la prudencia.
Famosas son las sentencias esculpidas a la entrada del oráculo de Delfos: "Conócete a ti mismo"; "Nada en demasía". Los fieles de Apolo acudían a su oráculo para obtener noticias de su futuro. Allí la sacerdotisa de Apolo, la pitonisa, tras ingerir alucinógenos entraba en trance y vaticinaba para los que les preguntaban. Pero los oráculos eran tan enredados, difíciles y sin sentido que se podían interpretar de mil formas, por lo cual lo normal era que se cumplieran a los ojos de los fieles. Otra importante característica del culto a Apolo era la purificación y la Katharsis o limpieza interior. Por supuesto, eran incompatibles la prudencia y serenidad con la mancha o pecado.


Lugares de Culto



Inusual entre los demás dioses olímpicos, Apolo tuvo dos lugares de culto con influencia generalizada: Delos y Delfos. Los cultos del Apolo Cintio y del Apolo Pitio eran tan diferentes que podían tener santuarios en la misma localidad. Nombres propios tales como “Apolodoro” o “Apolonio” y ciudades llamadas “Apolonia” aparecen por todo el mundo griego. El culto a Apolo ya estaba totalmente asentado cuando comenzaron las fuentes escritas, sobre el 650 a. C.


DIONISIO


En la mitología clásica, Dionisio es el dios del vino, inspirador de la locura ritual y el éxtasis, y un personaje importante de la mitología griega, los orígenes geográficos de su culto son desconocidos, casi todos los mitos le presentan como “extranjero”. En el panteón griego Dionisio fue incorporado como un hijo de Zeus y Sémele, otras versiones afirmaban que era hijo de Zeus y Perséfone.
Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. También es conocido como el “Libertador”, liberando a uno de su ser normal, mediante la locura, el éxtasis o el vino. La misión divina de Dionisio era mezclar la música del aulos (oboe) y dar final al cuidado y la preocupación. Cuando fue adulto, Dionisio inventó el arte de obtener vino de los racimos de uva; acompañado fielmente por su padre adoptivo, Aileno, recorrió el mundo enseñando su arte.


El culto a Dionisio se implantó en todos los lugares del mundo que había recorrido. A las fiestas y celebraciones populares se añadieron ritos orgiásticos, en los cuales los participantes perdían el control de sí mismos, sumidos en la embriaguez total y en el éxtasis. Se le ofrecían sacrificios humanos.
El culto consistía en la oscuridad de la noche oculta en los bosques de las montañas, las bacantes descuartizaban una víctima y comían su carne cruda. Los animales sacrificados eran epifanías del dios Dionisos. De esta manera, ingiriendo a la víctima entraban en comunión con el dios y de ellas se apoderaba la manía, éxtasis o liberación total del yugo que imponía la sociedad. De ahí que estos ritos fueran practicados por estratos marginados de la sociedad, las mujeres al entrar en éxtasis, representaban la pasión de su dios que tiene como característica más relevante el huir presa de la locura tal y como lo cuenta el propio Homero.

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